Comparto
este texto de nuestra querida compañera Emily Caro. Se trata de un
relato cargado de erotismo y con un toque de humor. Mucha picardía.
Talento de Maracaibo para el mundo.
Eva
recién salida del horno
Acostada
con la camisa a medio abrochar, y asomando los pezones, se reía de
cuanta cosa escuchaba, no por exceso de felicidad, sino por novata en
eso de la alegría. Todo lo cuestionaba, mientras le lamían los
pies y le hurgaban la vagina, ella trataba de mantener la atención
en su crítica anárquica recién salida del horno. Era un juego, no
se sabía si trataba de mantener la compostura por retener aquella
idea que estrenaba o intentaba alargar el momento del placer.
Su
cuerpo seguía siendo objeto de quien lo exploraba y ella perdiendo
el control de las palabras empezaba a jadear y hacer sonidos que
disimulaban el placer o lo aletargaban, decía entre los dientes que
esa forma de caricia contemporánea empezaba a distraerle, volvía en
sí y hacía otra crítica al Estado, se le contraían los músculos
y entonces recordaba a los campesinos, cada estímulo le hacía
vociferar una idea como si de una nueva manera de aprender se tratara
o de un despertar que tuviera puntos claves en el placer.
Una
música de fondo hacía de melodía, esta vez la lengua había
cambiado de lugar y ahora estaba rodando hasta el cuello, allí
marcaba cada rincón como si de un documento de propiedad se tratara,
la mano ahora se mudaba de sitio y fue a meterse justo en el centro
de las nalgas, que se oponían a recibir aquellos dedos, pero que,
por no tener nada que hacer, terminaban presionando los pulgares e
índices.
La
idea de una nueva reforma en las leyes la atormentaba, se escurría
entre una duda por la nueva economía y la certeza de futuro
progreso, ahora la boca se aprovechaba de sus senos y los mordía con
poca misericordia, si la iglesia se enterara, decía con cierto
agrado en el secreto que guardaba, pero quien la examinaba no
precisaba palabra ni cuestionaba sus argumentos, parecía más bien
castigarla o premiarla por cada cosa que decía con esfuerzo entre
jadeos y respiración brusca.
Ahora
la sábana que se arruga en su puño, es la muestra de que algo había
perturbado la concentración, un clítoris apresado en la boca
difícilmente pueda argumentar o cuestionar, las piernas cual puertas
de ciudad se abrieron para facilitar el trabajo de quien entraba con
la lengua y mordía con los labios aquella fruta del edén, y Eva
cuál serpiente enrollaba sus manos en el largo cabello de quien
mordía su vagina de manera tan suave que era una caricia aquel
mordisco, y decía hazlo con anarquía y sin orden sigue María que
Adán no está por todo esto y a mí no me gustan las manzanas.
Emily
Caro, Caracas – Venezuela.
Mayo
de 2013.
Excelente ME ENCANTO!
ResponderBorrarFelicitaciones a la escritora.
Que bueno que te haya gustado Josue, ya le hice llegar tu comentario a Emily. Le diré que pase por acá a respodner tu comentario. un fuerte abrazo. Pronto publicaremos otro cuento de ella.
ResponderBorrarMuchas gracias, que bueno que le gustó, disfrute mucho al escribirlo.
ResponderBorrarUn abrazo.