Contexto
Dos décadas después
El país en los últimos años vive una nueva etapa republicana que comenzó con la redacción de la nueva carta magna en 1999 y se materializó con la renovación de las instituciones del poder público. Esta época de cambios ha marcado muchas esferas de la vida cotidiana. El movimiento de liberación LGBT no escapa a esta realidad y desde el último lustro se observa un verdadero aumento de las manifestaciones de las minorías sexuales.
El Movimiento Ambiente de Venezuela sin quererlo provocó el nacimiento de nuevas organizaciones que trabajan con LGBT. De la primera crisis interna del MAV surgió Alianza Lambda; de la segunda, Unión Afirmativa. Además otros participantes del MAV fundaron asociaciones vinculadas al SIDA o se integraron a las que ya existían.
El SIDA un problema vigente
Veinte años después de su descubrimiento, el SIDA continúa siendo un tema preocupante de salud pública en el mundo. Recientemente los líderes políticos y algunos organismos multilaterales como la ONU y la Organización Mundial de la Salud (OMS) se han propuesto frenar el avance de la enfermedad y hacer accesible los medicamentos a las personas seropositivas del tercer mundo.
En la región, la Asociación para la Salud Integral y Ciudadana de América Latina (ASICAL) y los programas nacionales de SIDA de los países andinos impulsaron en 1998 una serie de talleres con el objetivo de concertar estrategias para detener el avance de la epidemia en la población y, especialmente, en los grupos de riesgos.
En 1999 ASICAL realizó varios talleres de análisis de situación y respuesta de hombres que tienen sexo con hombres (HSH) en VIH/SIDA financiados por ONUSIDA. De esas reuniones salió el compromiso de elaborar un Plan Estratégico en VIH/SIDA dirigido a HSH en la región andina, y para ello cada uno de los países asistentes tenía que elaborar un plan estratégico nacional.
En Venezuela este trabajo arrojó varias necesidades entre las que destacan trabajar el tema de los LGBT con un enfoque en DDHH, no sólo en VIH/SIDA, y aumentar la visibilidad de los grupos gays y lésbicos. De ahí surgió la inquietud de crear en el 2001 la Red de organizaciones LGBT de Venezuela para fortalecer estas agrupaciones. Alianza Lambda de Venezuela integraba esa red. Este clima favoreció el nacimiento de fundaciones, páginas web, programas de radio y medios impresos para homosexuales y lesbianas.
En el 2001 la Red coordinó la celebración del orgullo LGBT. Para la caminata que era la actividad final, los organizadores no esperaban más de treinta personas y con sorpresa marcharon más de mil hombres y mujeres (Davies, 2 de julio de 2001).
Este primer impulso se vio fortalecido ese mismo año con la iniciativa del MSDS de financiar proyectos de prevención de VIH/SIDA en HSH desarrollados por el sector comunitario. Alianza Lambda presentó su proyecto y se aprobó, lo que le permitió consolidarse, encontrar una sede y lanzar su boletín informativo La Voz de Lambda.
Perfil de la publicación
El boletín oficial de la Alianza Lambda
La Voz de Lambda fue un órgano informativo que sirvió para promocionar las actividades de la Alianza Lambda de Venezuela. Estaba dirigido a la población gay masculina del área metropolitana.
Se publicó entre el 2001 y 2002, se hicieron 10 ediciones y su tiraje promedio fue de 1500 números. El formato era una hoja carta doblada en dos, con excepción del último número que agregó otro pliego del mismo tamaño. Su periodicidad inicialmente era mensual pero luego fue bimestral.
Se distribuyó de manera gratuita a través de redes informales de amigos y en algunos sitios de encuentro de la comunidad LGBT capitalina como saunas, discotecas, bares, peluquerías, etc.
El equipo lo dirigió el médico Jesús Medina y dentro de los colaboradores se encontraban César Sequera, Ybis Infante, Tito Salas, Henry Parra, entre otros. Era un trabajo voluntario y ninguno recibía remuneración por ello. El proceso de toma de decisiones estaba centrado en Medina. Cuando se repartía en lugares de ambiente se incluían preservativos o materiales informativos de la organización.
Los primeros siete números salieron gracias al financiamiento del MSDS. Luego apareció otro tipo de anunciantes como tascas, bares y compañías de diseño gráfico. Poseía registro legal y en la Biblioteca Nacional se encuentran los ejemplares 1, 2, 3, 4, 7 y 9. Cerró por problemas económicos pero no está descartado que vuelva a salir.
Testimonio Historia de La Voz de Lambda
Jesús Medina: «La Voz de Lambda es un hijo mío»
A finales de 1997 un grupo de personas se separó del Movimiento Ambiente de Venezuela (MAV) por diferencias de criterios con su director, Oswaldo Reyes. Ellos decidieron conformar la Unión Gay y Lésbica Lambda de Venezuela que luego cambió su nombre a Alianza Lambda de Venezuela. «Buscamos crear un grupo que brindara alternativas diferentes o mejorara las alternativas que ofrecía el MAV en ese momento», revela Medina.
«En esos años yo era el representante de Lambda en el MSDS –explica Tito Salas, colaborador del boletín– y el ministerio lanzó un programa de financiamiento de proyectos de prevención en el área de VIH/SIDA enfocado hacia los grupos vulnerables». Uno de los requisitos para poder concursar en el ministerio era tener personalidad jurídica. Por eso, se registraron legalmente el 20 de julio de 2000.
En el 2001 el MSDS le aprobó un proyecto a Lambda que buscaba evaluar conductas riesgosas que hacía a los HSH más vulnerables al VIH/SIDA. La llegada del dinero fue de gran ayuda porque les permitió conseguir sede, financiamiento y equipos. En esos meses Medina acababa de hacer un curso de diseño y le propuso al grupo crear una publicación periódica. «Vimos la necesidad –explica Medina– de buscar algo que llevase al resto de la comunidad lo que estaba ocurriendo dentro de la organización».
El boletín no estaba estipulado en el proyecto inicial. «Generalmente en la medida en que se va desarrollando un proyecto, se incluyen o quitan cosas –explica Medina–. Lo importante es que se logren los objetivos, el cómo se puede modificar. Entonces, dentro del proyecto del MSDS había una asignación para reproducción de materiales impresos y nosotros metimos el boletín ahí».
El logo del ministerio fue el único aviso en la primera etapa del boletín. Respecto al nombre, estaban La Voz de Lambda, Lambda Voice, Lambda Magazine y una palabra indígena para personas no heterosexuales. El grupo escogió por consenso La Voz de Lambda.
Lambda (λ) es la undécima letra del alfabeto griego y el símbolo de la energía kinética. La Alianza Activista Gay la adoptó en 1970 para mostrar la energía del movimiento gay. La letra se usaba en los escudos espartanos como un símbolo que representaba el balance especial que debía existir entre el estado y el individuo. Para ellos, las demandas de la sociedad no debían intervenir con el derecho de cada persona de ser libre e independiente.
Para lanzar el boletín no se hizo una investigación de mercado previa ni un estudio de factibilidad del proyecto. Medina se encargó de la concepción global del boletín (formato, diseño, temas). «Yo pienso –reconoce Medina– que el boletín es un hijo mío, yo lo he impulsado dentro la organización». «El boletín de Lambda –afirma Salas– lo hace y lo maneja por completo Jesús Medina. Él asume el proyecto personalmente».
Se oye una voz
En octubre de 2001 salió el primer número de La Voz de Lambda, una hoja carta doblada en dos, con cuatro secciones que se mantuvieron mientras se conservó el financiamiento del MSDS: un artículo en la portada; Lambda LGBT, Lambda Salud y Lambda informa. En todos los números estaba la sección de salud. «Obviamente como era Jesús Medina el encargado y él es doctor, hay un énfasis en cuestiones médicas», explica Ybis Infante, integrante de la ONG.
«Al principio sacamos quinientos –relata Medina–, porque pensábamos que se nos iban a quedar fríos. Pero cuando salimos a distribuirlo, vimos que la gente lo tomaba con avidez». En virtud de la respuesta aumentaron el tiraje a mil ejemplares en el segundo número, hasta que llegaron a dos mil. En la edición del orgullo de 2002 (nº 7) tuvieron que hacer una reimpresión.
Lo distribuían de manera gratuita en los sitios de encuentro de los HSH del área metropolitana. Medina considera que «la receptividad fue muy buena». No le colocaron precio porque era una forma de llegarle a más personas y porque consideraban que no era lo suficientemente atractivo para venderlo. Modificaron el diseño del nombre en los números siguientes por razones de legibilidad, las personas que no conocían la letra griega lambda, leían lambada o landa con «n». En ese primer semestre, Medina le dio forma al boletín y mejoró su presentación gráfica.
Ybis Infante manifestó fuertes críticas a la publicación. «Tuve una calentera con ese boletín y ellos lo saben. Primero que te da la impresión de que es una gente que lo está haciendo casi desde su casa, que tiene ganas de hacer algo, pero no sabe de publicaciones. Yo les decía que esto no representaba a la Lambda que queríamos ser, con visión de empresa, no tenía imagen corporativa».
Frente a estas críticas Jesús Medina aclara que no tenían dinero para pagar un diseñador gráfico porque no estaba estipulado en el proyecto. Por eso, el boletín no tenía un acabado profesional.
Dentro de los que escribieron en el boletín estaban Jesús Medina (en todos los números), César Sequera, (nº 2, 3, 7), Tito Salas (nº 1, 2, 4, 5, 6, 12), Antonio Borges (nº 3) y Hanna Migliavacca (nº 4).
A pesar de ser un boletín financiado con recursos provenientes del SIDA, no había un espacio fijo para el tema. Jesús Medina explica que había un espacio fijo sobre salud, porque el objetivo era abarcar mucho más que el SIDA. En el número tres, publicado en diciembre de 2001, se anunció LambdaVisión, un estilo de cine foro LGBT en la sede de la asociación. La entrada era gratuita y las sesiones se hicieron mientras conservaron el local. En la última página del cuarto número se informó de la creación de La Tiendita y del Club deportivo y cultural de Lambda dirigido por Rummie Quintero.
Esta serie de actividades le permitió a Medina tener una fuente de donde sacar temas que luego desarrollaría en los boletines. La vida en pareja (nº 4), la autohomofobia (nº 6) y el closet (nº 7) fueron materias que nacieron a partir de esas tertulias de LambdaVisión.
Finalizó el proyecto del MSDS
A partir de enero de 2002 la Red LGBT de Venezuela dejó de reunirse y la organización del segundo orgullo de la diversidad sexual quedó en manos de Medina y su equipo. En los números siguientes se anunciaron los preparativos para esta celebración (nº 6) y el cronograma de las actividades (nº 7 y 8).
El proyecto del MSDS terminó en febrero de ese año y este ministerio no abrió el concurso para renovarlo por un año más. Por eso, el logo del MSDS se conservó hasta la sexta edición. «Pudimos haber mantenido el logo del ministerio –afirma Medina–, pero ellos nos ponían ciertos límites. Por ejemplo, si quería tratar el sexo orogenital y quería colocar una imagen de una pareja teniendo sexo oral, el ministerio nos ponía ciertos límites y teníamos que poner una imagen más suave».
Las actividades del orgullo y el cese del financiamiento del MSDS en el sexto número trastocaron la estructura temática y la periodicidad del boletín. La octava edición fue bimestral (mayo-junio) y dedicó todo su interior al programa del orgullo LGBT.
Sobre los avisos, en el número siete aparecía Diseños Xq28, una microempresa de los integrantes de la Alianza Lambda. También se anunciaron tascas de ambiente (nº 8, 9 y 10) y tiendas de ropa (nº 10).
La novena edición estrenó nuevas secciones, Educación y Deportes, y el número 10 aumentó de tamaño, con una hoja carta adicional, es decir, 4 páginas más. En esta edición presentaron un resumen del trabajo de la ONG.
Algunos de los logros de la Alianza Lambda para ese momento fueron co-fundar la Red LGBT de Venezuela, organizar el orgullo de la diversidad sexual en el 2002, tener el programa LambdaVisión y haber realizado un proyecto con el MSDS. Al final de esa nota explicaban cómo podían apoyar a la asociación con trabajo voluntario o con recursos económicos para poder seguir manteniendo el local donde se reunían.
En octubre de 2002 tuvieron que dejar la sede porque no la podían seguir pagando y durante esos meses el boletín no salió. El paro petrolero de diciembre vino a empeorar la situación y la publicación sufrió una nueva interrupción. «Nos costó mucho conseguir quien nos lo reprodujera a un precio razonable –narra Medina–, porque no se conseguía papel ni tinta. Hasta que decidimos parar un poco». El número 10 fue el último que se imprimió.
Algunos locales les han ofrecido patrocinio, pero Medina no lo consideró apropiado. Sin embargo, agregó que están en conversaciones con «una gente que financia publicaciones gay en el mundo» y tal vez puedan conseguir recursos en el exterior.
La Voz de Lambda dejó de circular por problemas económicos. Con el financiamiento de un nuevo proyecto por parte del MSDS en el 2004, la obtención de nuevos recursos por afiliaciones y el alquiler de una nueva sede es posible que el boletín vuelva a editarse.
La Voz de Lambda: la organización
La política editorial
- La misión del boletín era informar al resto de la comunidad sobre las actividades de Alianza Lambda de Venezuela. Su visión era convertirse en un vocero de la comunidad LGBT organizada. El boletín no promovía el consumo de bienes ni tenía fines comerciales.
- No había un editorial. A veces la nota de la portada tenía tonos editorializantes. La estructura temática del boletín respondía a la organización interna de Lambda, primero con Salud, LGBT y Sociedad y luego con Salud, Deportes y Educación. Siempre se mantuvo un artículo en la primera página y la sección Lambda Salud. Los temas frecuentes eran aspectos médicos y la cultura gay, en especial, los vinculados al varón homosexual. Las omisiones más evidentes estaban en el área de las mujeres. Medina considera que la cobertura de este sector no fue la apropiada. «Pero –añade– yo como hombre gay, no creo que deba escribir para lesbianas. Por eso, decidimos no abordar el tema hasta que no tuviésemos a una mujer lesbiana en el equipo que quisiera escribir». No había secciones para heterosexuales.
- No había temas ni palabras tabúes en el boletín. Mientras duró el financiamiento del MSDS se evitaron las imágenes con alto contenido sexual, como dos hombres practicando sexo oral de manera explícita. A pesar de eso, en las fotografías se observó un elevado contenido erótico: hombres desnudos o simulando tener relaciones sexuales, etc. Medina no lo veía como pornografía sino como el gancho para atrapar al lector gay. En el uso de las imágenes predominó el estilo macho, es decir, hombres masculinos con el cabello corto, musculosos.
- El boletín no poseía vínculo con ningún partido o ideología pero como la manifestó su director no estaba descartado. «No somos ni de ultra izquierda, ni de ultraderecha. No es bueno, por el clima político del país. Ahora bien, si consideramos que hay algún partido o corriente política que nos ofrezca como comunidad LGBT un reconocimiento jurídico, nosotros apoyaríamos a ese grupo. Pero por ahora no está planteado».
Estructura
- En el equipo estaban Jesús Medina, el director, César Sequera, el subdirector, y de acuerdo a la mancha, algunos colaboradores eran Tito Salas, Ybis Infante y Henry Parra. La mayoría de ellos se conocía desde el MAV, otros eran amigos o parejas. El equipo no tenía un carácter cosexual porque hombres y mujeres no participaron en grados similares. Era un boletín hecho por hombres.
- La organización madre que producía el boletín era la Alianza Lambda de Venezuela. Esta ONG nació por una escisión del MAV a principios de 1998 y se registró el 20 de julio de 2000. En la actualidad brinda servicios a la población gay del país, organiza el orgullo de la diversidad sexual y ejecuta proyectos sobre VIH/SIDA en HSH, DDHH, etc., además está en un proceso de expansión hacia el interior con la apertura de las delegaciones Lambda Anzoátegui, Nueva Esparta, Aragua, Carabobo, Zulia, Falcón y Trujillo. Esta nueva estructura se rige por un modelo centralizado, es decir, las decisiones se toman en Caracas. Esta ONG no pertenece a alguna institución mayor, ni está relacionada con algún grupo comunicacional, financiero, religioso o político. Sobre el financiamiento, al principio se contó con fondos del MSDS destinados a un proyecto que evaluó las conductas de riesgos que hacían vulnerables a los HSH frente al VIH/SIDA. Luego la asociación se mantuvo con afiliaciones de personas jurídicas y naturales. En la actualidad el MSDS aprobó un proyecto de VIH/SIDA en HSH. Referente al boletín, La Voz de Lambda fue una iniciativa de Jesús Medina, uno de sus miembros y después de algunos ajustes en la estructura interna de la ONG, el boletín se incorporó en la Coordinación de Promoción y Difusión (Ver organigrama).
- Relaciones con otras instituciones. (1) La Red LGBT sobrevivió pocos meses después de empezar a editarse el boletín, así que sus nexos no fueron muy efectivos. Con algunas agrupaciones LGBT del país, como Unión Afirmativa, consiguieron apoyo para la organización del Orgullo de la diversidad sexual del 2003. (2) No se registraron vínculos con ONG’s de LGBT o VIH/SIDA del exterior, centros universitarios, partidos políticos ni páginas web. (3) El MSDS financió el boletín, y a pesar de que en algunas ocasiones sugirieron imágenes más «suaves» en el aspecto erótico, los lazos fueron muy positivos. (4) No hubo relaciones con otros grupos de protesta como mujeres, campesinos, etc.
Procesos
- La toma de decisiones estaba centrada en Medina. El contenido, los temas, el diseño, las imágenes, la reproducción, entre otros, los manejaba él. Luego, presentaba el borrador a los colaboradores y escuchaba sus sugerencias, pero la última palabra la tenía Medina.
- No había sistemas de recompensa monetarios. Nadie cobraba por participar en el boletín. Sólo en el proyecto del MSDS se destinó una asignación de pagos por actividad para los que cubrieran los sitios de encuentro de los HSH, pero fue durante unos meses y por las tareas del proyecto. No había sistemas de control y evaluación formales. La línea de autoridad la encabezaba Medina. Las reuniones eran informales y no se hacían periódicamente.
Cómo se hacía una edición de La Voz de Lambda
- No se efectuaba una reunión editorial. Casi todas las tareas las realizaba Medina. Él armaba el esqueleto del boletín en la computadora, escogía los temas de las secciones, trascribía y diseñaba el desplegable. Consultaba las opiniones de algunos colaboradores y entre todos corregían los textos. Se reproducía en papel bond en blanco y negro, un promedio de 1500 ejemplares en offset. Se hizo en dos sitios, primero en el Pasaje La Seguridad y luego en Parque Carabobo. Se escogieron esos sitios por los costos y por el trato de los dueños. El financiamiento del boletín se hizo inicialmente con recursos vinculados con el SIDA e ITS que provenían del proyecto del MSDS. Después que finalizó el proyecto aparecieron avisos de Diseños Xq28, fiestas en discotecas (nº 8, 9 y 10) y tiendas de ropa (nº 10) Respecto al tipo de anunciantes la mayoría –con excepción del MSDS– estaban relacionados con el mercado LGBT. Antes del paro de diciembre de 2002 los costos no eran elevados (30 o 40 mil bolívares cuando mucho) y además se contaba con los fondos del ministerio. La distribución era gratuita y la hacían ellos mismos. El boletín se repartía en el área metropolitana, en los sitios de encuentro de HSH en donde ejecutaban el proyecto del MSDS (bares, discotecas, peluquerías, saunas, sitios de ligue y baños públicos) y por medio de redes informales de amigos. No se elaboró material promocional del boletín. No había otras actividades organizadas por la publicación.
Relación con el público
- La Voz de Lambda estaba dirigida a la población homosexual masculina que asistía a los sitios de encuentro de los HSH del área metropolitana. De acuerdo a Medina el público ideal del boletín es «un hombre gay, totalmente asumido entre 25 a 40 años, que no le dé miedo llevarse el díptico a su casa, que va a bares pero también considera importante que existan organizaciones». No obstante, Medina reconoce que el rango de lectores era mucho más amplio. A través del correo recibieron notas bien variadas, incluso de familiares de homosexuales que narraron su experiencia. «Todos esos testimonios –manifiesta Medina– son bien valiosos por eso los imprimimos y los guardamos». No colocaron una sección para publicar esas cartas por falta de espacio. Medina no basó sus decisiones en estudios de mercado sobre la comunidad LGBT. La mayoría de los temas giraban en torno a la problemática del varón homosexual. No estaba dirigido a cubrir toda la diversidad LGBT, es decir, no se escribía para las lesbianas, los bisexuales o los transgéneros. No tenía secciones para heterosexuales.
Medios alternativos: acceso, participación y autogestión
La Voz de Lambda no promovió el acceso, la participación ni la autogestión de los lectores en el boletín. No se hicieron reuniones con los lectores. Tuvieron un correo electrónico pero no se publicó ninguna carta en el boletín. Había una concentración en la toma de decisiones.
Cómo se insertaba La Voz de Lambda en la organización madre.
Rostros Reseña biográfica del médico
Jesús Medina: «Si volviera a nacer, me gustaría volver a ser hombre gay»
«¡Apúrate, Jesús, que ya van a ser las doce!», le gritaba la hermana desde el balcón. Ya toda la familia estaba reunida. «Nosotros para recibir el año nuevo, tenemos un ritual –relata Medina–, nos ponemos en el balcón de la casa de mi mamá que da al puerto de Guanta y vemos los barcos lanzar una luz roja de esas de salva y los fuegos artificiales. Es muy bonito. Siempre nos ponemos allí y escribimos en un papelito nuestros deseos para el año que viene, lo rompemos y lo arrojamos. Yo antes escribía nunca quiero que mi familia se entere que soy gay».
De eso ya han pasado varios años y el deseo no se cumplió. En la actualidad Jesús Medina dirige una ONG que trabaja con LGBT en el país, ha coordinado las últimas ediciones del orgullo gay y lésbico y es una figura pública de la comunidad LGBT venezolana.
Ahora bien, ¿quién es este activista gay? Jesús Antonio Medina Rodríguez nació en Barcelona, Estado Anzoátegui. Vivió su infancia y su adolescencia en Guanta, en el oriente del país. De padres separados, reconoce a su abuelo Francisco Rodríguez, «Monzito», como su figura paterna. Todavía conserva en su cartera una estampita del Indio Yaguarín que su abuelo le regaló a los 8 años en su primer viaje en ferry a Margarita. «Mi abuela y mi abuelo me inculcaron ese amor al trabajo y ese deseo de colaborar con la gente –confiesa Medina– y además tengo una tía fabulosa que es como mi tercera madre, después de mi mamá y mi abuela».
«Estudié medicina porque toda la vida me encantó –narra Medina–, recuerdo que cuando estaba chamo, jugábamos policías y ladrones y yo me ponía a curar a los que herían, era una cosa bien extraña para un niño. Incluso a mí me regalaban estetoscopios de plástico. Soy un médico de profesión, de pasión y si volviera a nacer, volvería a ser médico igual que me gustaría volver a ser hombre gay».
Cuando hizo la prueba del CNU quedó en la UCV y al año siguiente se mudó a Caracas. Él sabía desde muy pequeño que era diferente pero terminó de asumir su homosexualidad cuando llegó a la capital porque encontró un ambiente diferente con muchas personas abiertamente gays. Hizo su pasantía en Villa de Cura en el estado Aragua y su rural en Catia La Mar en el estado Vargas.
El inicio de su activismo se encuentra en los carnavales de 1997. En febrero de ese año Medina estaba en el ZZ, una discoteca de ambiente de Caracas y hubo un allanamiento policial. Ese atropello lo motivó a participar en el MAV. Después de unos meses en esa asociación, él y otros deciden retirarse y fundar una nueva organización. Es así como nace la Alianza Lambda de Venezuela.
Cinco años después esta ONG es co-fundadora de la Red LGBT de Venezuela y del Grupo de Trabajo LGBT, ha organizado las últimas ediciones del orgullo de la diversidad sexual, desarrolló un estudio de VIH/SIDA en HSH con fondos del MSDS, mantiene operativa su sede y ejecuta proyectos de salud, DDHH, entre otros.
Medina se define a sí mismo como una persona muy familiar, idealista, luchadora y sensible y a veces muy cascarrabias. «Ellos realmente aman a Lambda», opina Infante. «Medina es una persona increíble –considera Salas–, es un tipo centrado, muy lógico, planifica todo muy bien, es muy metódico, perfeccionista. Jesús es un hombre capaz de asumir casi cualquier reto y para nosotros era muy importante porque lo que Jesús se proponía, lo lograba. ¿Un defecto? Es muy impulsivo, pero muy trabajador».
Para Medina, Lambda es un proyecto personal muy valioso. «Nosotros somos como los guardianes de Lambda –menciona– y mientras nosotros estemos habrá Lambda para las generaciones gays futuras y se realizará el orgullo de la diversidad sexual».
Balance Reflexión sobre el boletín
Unas palabras sobre LA Voz de Lambda
Aciertos y errores
Entre los aciertos de La Voz de Lambda estaban (1) informar sobre las actividades y servicios que brinda la ONG, (2) denunciar las violaciones de DDHH a los transgéneros del país, (3) incluir el boletín en el proyecto de VIH/SIDA del MSDS y (4) sacar de las tertulias de LambdaVisión algunos temas para el boletín. Sobre los errores se mencionan: (1) poca cobertura de los temas de las otras minorías, como las lesbianas, los bisexuales y los transgéneros, (2) no pensar en la posibilidad de vender espacios publicitarios para la supervivencia del boletín, (3) no colocar en todos los boletines una parte que dijera qué era Lambda y qué servicios prestaba y (4) estar financiados con recursos relacionados con el VIH/SIDA y no tener un sección fija sobre el SIDA en el boletín.
Análisis DOFA
Un estudio del entorno reveló las siguientes oportunidades: (1) la aprobación del proyecto del MSDS en el año 2001 y (2) la creación de la Red LGBT de Venezuela lo que aumentó la visibilidad de los grupos gays y lésbicos. (3) Aunque el boletín no se sigue editando es una oportunidad por explorar la búsqueda de financiamiento en el exterior. Referente a las amenazas se nombran: (1) fuerte dependencia de Alianza Lambda al financiamiento del MSDS y (2) el aumento de los costos de reproducción.
Respecto a las fortalezas se encuentran: (1) ser editado por una ONG que trabajaba con LGBT, a diferencia de Equiláteros que era editado por una ONG que trabajaba en VIH, (2) usar un lenguaje sencillo, (3) tener bajos costos de reproducción y (4) ser distribuido de manera gratuita. Entre las debilidades se mencionan: (1) destinarlo a HSH, omitiendo otras minorías, (2) no era una publicación mixta en donde participaran hombres y mujeres en proporciones similares, (3) tenía un equipo poco consolidado, (4) sobrecarga de tareas en pocas personas, (5) dependían de una sola fuente de ingresos, (6) la toma de decisiones estaba centralizada, (7) había una relación vertical con los lectores y (8) la presentación gráfica era poco cuidada porque no estaba hecho por profesionales del área, como diseñadores gráficos.
¿Por qué cierra? La Voz de Lambda tiene más de un año que no sale básicamente por problemas económicos. Sin embargo, entre el equipo que la realiza está la intención de volverla a editar.
¿Era realmente un medio para toda la comunidad LGBT? La Voz de Lambda estaba dirigida a los HSH por la naturaleza del proyecto del MSDS. No podía considerarse como una publicación LGBT porque no había secciones fijas para mujeres ni para las otras minorías. Los temas que trataban generalmente giraban en torno a la problemática del varón homosexual.
¿Fue un medio alternativo? La Voz de Lambda era el boletín institucional de Alianza Lambda impulsado por Jesús Medina, coordinador general de la ONG. Pero no puede clasificarse como una experiencia alternativa porque (1) no impulsó el acceso y la participación de los lectores en la producción y autogestión del boletín, (2) había una relación vertical con el público y (3) se mantuvo un monólogo en lugar de un diálogo con la audiencia. Aunque Medina intentó desarrollar temas que salieran en las tertulias de LambdaVisión, esto no es suficiente para calificar al boletín como un medio alternativo.
¿Promovía la pasividad del público? o ¿era una comunicación emancipadora? La Voz de Lambda no promovía la pasividad del público porque invitaba a los lectores a reclamar sus derechos y deseaba «estimular a la comunidad LGBT para que participara en la construcción de su propio destino» (La Voz de Lambda, nº 10, p. 2). En consecuencia, intentó ser una práctica comunicacional emancipadora.
Por otro lado, el boletín no era el reflejo de un movimiento incluyente y mixto porque no participaron heterosexuales, lesbianas, bisexuales ni transgéneros. Sin embargo fue una muestra de un movimiento educador porque trató de promover un proceso de formación de la comunidad LGBT en algunos temas relevantes como la salud, el autoestima y los DDHH.
Cierre
La Voz de Lambda fue el órgano oficial de la Alianza Lambda de Venezuela y su principal logro fue utilizarlo como un medio para informar al resto de la comunidad sobre las actividades de la ONG. No está descartado volverlo a publicar. «Todo es perfectible –admite Medina–, todo puede mejorarse y en ese camino andamos. Ojalá algún día lleguemos a tener la calidad de la revista Artistas por la vida. No lo vemos como algo inalcanzable y esa sería la recompensa mayor».
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