Este relato es de Roberto Castillo y forma parte de la Antología de cuentos hondureños de la colección Letra Grande. Me gustó la presentación del personaje. Les trascribo el inicio.
“Carlos Garrido Dalfau era magnífico conversador y pésimo prosista. La savia de su conversación discurría fluida, como un torrente de erudición lleno de lugares comunes, pero matizado con misterios. Y es que el misterio estaba en él, no en su prosa. Le abandonaba cuando pasaba del lenguaje hablado al escrito.Roberto Castillo, “El fantasma del Doctor Koestler” en Antología de Cuentos Hondureños (2005). Editorial Popular. España.
Como cirujano solamente llevó la cuchilla tres veces. Y los tres pacientes murieron. El gremio se conmocionó y no le permitió operar nunca más. Él, entonces, montó una cadena de casas de la salud que se convirtieron pronto en atractivas y jugosas empresas. No sabía manejar la cuchilla, pero aprendió bien el arte de dirigir a otros médicos”.
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