Si
yo hubiera nacido mujer, habría sido machorra. No porque en
este momento sea el más masculino, sino porque soy un tipo cómodo,
y me ladilla sobremanera algunas convenciones sociales sobre la
apariencia física.
Todos
mis zapatos son de tela. No uso zapatos de cuero porque me incomodan.
Hecho broma diciendo que iré a la marcha en tacones, pero aquí
entre nos, no aguantaría ni 10 minutos sobre esos instrumentos de
tortura femenina.
Otro
tipo de tortura es la de afeitarse. Antes la padecían sólo las
mujeres, ahora se ha regado entre los hombres heterosexuales y gays.
Yo
me niego. Me rehúso. El que me quiera, me querrá peludo.
Casi
todos los tipos que van al gimnasio se depilan. Una lástima. Hay
varios que se verían mangazos con su bello corporal al natural, pero
ni modo…
Les
dejo esta caricatura feminista. Frente a la dictadura de la
afeitadora,
nos rebelamos.
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