Editorial
de esa edición de Actitud Diversa
Desvergonzado domingo. La tarde del 18 de marzo en Buenos Aires transitaba fresca pero agradable. Nadie suponía ese final, amargo e irrespetuoso, irreverente en imperdonable.
Domingo
desvergonzado, inconsciente. Ese domingo Claudia Pía Baudracco nos
dejaba, se iba de nuestro lado...
Y
si de algo vale el egoísmo, es para gritar con la garganta
ensangrentada y los ojos colorados de angustia, que no queremos tu
ausencia. Egoísmo porque aún nos queda mucho por aprender de vos
Pía; egoísmo porque muchxs necesitamos de tu lucha y de tu
irreverencia; egoísmo porque no nos bancamos que ya no estés acá.
Hiciste
de tu cuerpo la mejor herramienta de militancia, mientras otros
hubiesen querido hacerlo hilachas y olvidarlo en algún rincón
maloliente.
Te
llevaste la vida por delante, te reíste de la muerte hasta que te la
devoraste de un suspiro.
Fuiste
el fénix de cada uno de los que te necesitó, pero ese insolente
domingo nadie estuvo para llorar sobre tus lastimaduras y traerte
nuevamente.
Alucinaste
futuros, arrebataste derechos silenciados pero te fuiste antes de
celebrarlos. Te quedaron caminos por caminar, fiestas que festejar,
amores por amar, nombres por nombrar, dolores por sentir y sanar.
Quiero
soñar con tu sueño, para ver en mi país todo lo que tanto
necesitaste. Quiero una carcajada enorme como la tuya para reírme de
la pacatería humana, así como vos lo hiciste.
Hasta
siempre, Claudia Pía…
Lautaro
Bustos Suárez
Jefe
de Redacción y Contenidos de Actitud Diversa
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