No sé cómo inventarme un encuentro
hoy tropiezo con todos los recuerdos
y no hay crepúsculo donde esconderme
con mis miedos
a dónde fuiste
sin dejar territorio
para mis alegrías
a dónde fuiste.
Iván Padilla Bravo
Por qué no te conocí en la escuela
cuando los amores eran de lápices borrar
caídas a propósito en el piso
los recreos eran como un viaje
a París en AmericanAirlines
por qué no te conocí
cuando el querer era un cuento
de cuadernos y barajitas Sarah Kay
atesoradas debajo del colchón de mi barco de sueños
por qué no te avizoré
en los juegos de peloticas de goma
improvisados en el patio de la escuela
en temporadas de play off
donde mis anotadas eran memorables
y dejé sin prudencia el cuerito de las rodillas
por qué no, en plena revolución de los claveles
cuando mi padre me enseñaba a leer en aquellos tomos de El capital
dónde estabas tú con esa sonrisa a prueba de toda letra grande
por qué te apareces ahora
que mis pies conocen de distancia
que mis labios reconocen la resequedad de un beso
que mis manos han aprendido la solidaridad de las caricias
que mis ojos inocentes te distinguen entre la multitud del subterráneo
por qué ahora
si cada vez que te miro
las mariposas me quieren salir volando por la boca
me quedo muda y entierro la mirada en el asfalto
para no delatarme
que el querer se me transmuta
en una necesidad de tocarte
por qué no en la escuela
donde yo, hasta reina de carnaval fui
y todos mis compañeros de clase
miraban embobados mi coronita la capa aquella escarcha
esas lágrimas que no alcanzaban a llegar a la nariz
y podía ir contigo
detrás de la escuela a darnos el besito
que toda reina de carnaval le reclama a su príncipe
ese besito inocente
que me curaría hoy el no verte
pero claro los niños de mi escuela
se enamoraban de las niñas que jugaban muñecas
y yo estaba loca por quitarme aquel vestido
para ir a jugar metras
por qué hoy
que mi hermano Diógenes no está
para cortarme las veradas
ni echarme a volar el papagayo
por qué en estos 30 años
cuando he dejado al amor escampar por otras lluvias menos
tenaces
y esta luna llena está llorando estrellas
y esta cama es un invierno que me rechaza
y noviembre es un mes triste
y mi hijo me pide un cuento para dormir
y me sale puro Caperucita Roja
y en la "esquina del callejón" cantan las canciones de Leonardo Fabio
y los cines están repletos de películas malas
y las cervezas ya no las hacen de cebada
y en el periódico del domingo
ya no publican algún artículo que me entusiasme
y la callecita del Panteón que da a La Pastora
es un escenario nostálgico terriblemente hermoso
y de mis dedos salen solas las letras de tu nombre
a estamparse en el vidrio goteado de esta ventana
y un nuevo ministro de no sé qué ha anunciado en la cadena
de las nueve
y esta tarde llueve como nunca
y no he podido escaparme a la calle
donde entre cornetas y buhoneros
este perverso recuerdo
se me esconda en alguna rendija de la memoria.
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Este poema forma parte del libro “Pretextos y otros males” de Aracelis García. Ella es una poetiza y fotógrafa venezolana. En la contratapa del libro dice que Aracelis se unió a los poetas de Carapita, en el oeste de la capital. Ellas y ellos consolidaron el grupo Sendero Literario, que luego se llamó Movimiento Artístico la Esquina del Callejón.
Lo que me fascinó de la poesía de Aracelis es su frescura, su franqueza. Usa un lenguaje directo para describir la ciudad, el amor, el guayabo, la tristeza.
Si ves este poemario en la librería, cómpralo. Te darás un banquete.
Si quieres leer otros poemas de ella, acá algunos que he publicado en la Bitácora Sexodiversa.
Este poemario es de la editorial pública venezolana El Perro y la Rana y forma parte de la colección Cada día un libro.
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