Les recomiendo este
artículo escrito por nuestra compañera Esther Pineda G. y publicado
por el diario uruguayo La República. Esther es escritora, socióloga,
Magister en Estudios de la mujer. Puedes leer más artículos de ella
en su blog http://estherpinedag.wordpress.com/
El punto P
Bellas para morir
Esther Pineda G.
La preocupación por la
estética, las formas y manifestaciones de exclusión a quienes no
respondan al canon de belleza son históricamente reconocidas, han
estado presentes en las diversas formas organizativas de la sociedad,
sin embargo, las concepciones sobre la belleza, definidas en el siglo
XX y XXI, así como las prácticas de modificaciones estéticas se
han tecnificado y masificado significativamente en el mundo
globalizado, al punto de despertar las alarmas en especialistas de
las diferentes disciplinas y poner en riesgo la vida de una cantidad
de personas, principalmente las mujeres.
En este contexto, los
distintos agentes socializadores, como la familia, la escuela, los
medios de comunicación y difusión masiva, juegan un papel
fundamental, pues son ellos quienes constantemente dicen a las
mujeres que características posee o debe poseer una mujer para ser
considerada bella, como debe verse, es decir, las mujeres son
bombardeadas sistemática y repetidamente con las múltiples imágenes
de estrellas, modelos y cantantes, definidas arbitrariamente como
“representantes de la belleza”, con lo que se consolida
socialmente la expectativa de la mujer ficticia.
Por su parte, la mujer
receptora de estos mensajes ideológicamente definidos para orientar
y condicionar la estética de la mujer, habrá de compararse con lo
que ve, y tras consumir mensajes que le dicen que debe lucir como
estas mujeres ficticias, prefabricadas, y con frecuencia ser
criticada por no lucir como las mujeres que muestran los medios y los
concursos de belleza, habrá de verse motivada a la realización de
intervenciones quirúrgicas y procedimientos invasivos para modificar
y “mejorar” su aspecto físico, con la creencia de que al
transformar su cuerpo podrá ser en mayor medida aceptada, querida,
reconocida, por sus grupos de pares, familiares, amigos/as, pareja,
entre otros.
Es de este modo como la
belleza canónica se ha convertido en obsesión para las mujeres; el
deseo de obtenerla para quienes creen no tenerla, y afanarse en
mantenerla para quienes ya la poseen, lo cual en la actualidad se
hace posible mediante:
+ Tratamientos de belleza
y de camuflaje: maquillaje de carácter decorativo, así como, para
ocultar y minimizar las llamadas “imperfecciones”.
+ Tratamientos de
ortopedia estética: El uso de fajas y rellenos.
+ Entrenamiento: Rutinas
de ejercicios acompañados de dietas.
+ Fármacos: adelgazantes
y supresores del apetito.
+ Reestructuración del
cuerpo mediante cirugías quirúrgicas e intervenciones invasivas,
entre ellas, las más comunes: rinoplastia, corrección de bolsas en
los ojos, blefaroplastia (corrección de parpados), otoplastia
(corrección de las orejas), infiltraciones, lifting, estiramiento de
la piel, aumento de pómulos, plastia de mentón, aumento de volumen
labial con colágeno, aplicación de botox (toxina botulínica),
liposucciones, dermolipectomia de piernas, reducción de brazos y
abdomen, aumento de pecho mediante implantes mamarios y siliconas,
aumento de glúteos, inyección de biopolímeros, remodelación de
genitales, rejuvenecimiento de pies, entre otras.
No obstante, muchas de
estas mujeres obvian las consecuencias o reacciones adversas
posteriores a su intervención, entre las que es posible considerar:
La alteración del estado emocional, depresión, ansiedad, culpa,
vergüenza, aislamiento social, procedimiento estéticos infructuosos
que dan como resultados quemaduras, cicatrices, deformidades,
asimetrías, perforaciones, desfiguración, mutilaciones,
infecciones, dificultades para retirar implantes y sustancias pues se
adhieren a músculos y tejidos, dañando otros órganos y funciones
del cuerpo, así como, muertes registradas durante y después de la
realización de procedimientos estéticos.
Pese a ello, gran
proporción de mujeres en la actualidad, desconocen y niegan la
influencia ejercida por un sistema patriarcal que considera a la
mujer un objeto y un sistema capitalista que la considera un negocio,
que exige y promueve en la mujer la modificación estética y
corporal a través de todo el conjunto de elementos constitutivos de
la tiranía de la belleza y que las induce, a estar bellas para
morir.
Escrito por: Esther Pineda
G.
Escritora, Socióloga,
Magister en Estudios de la mujer http://estherpinedag.wordpress.com/
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