viernes, 2 de agosto de 2013

Julio nos deja dos crímenes de odio en Venezuela

En la madrugada del 19 de julio de 2013 le dispararon a un joven gay en Caracas. Se llamaba Daniel Enrique Lozano, tenía 18 años y era artista fonomímico y bailarín.

Daniel trabajaba en el Zig Zag, un sitio de ambiente en la Avenida Libertador de Caracas. El ataque ocurrió cerca de la discoteca. El disparo le quitó la vida.

La noticia la conocimos a través de Yonatan Matheus, coordinador de Venezuela Diversa, una de las pocas organizaciones que hace un trabajo directo con las compañeras transexuales de la Avenida Libertador.
Segundo crimen
Una semana después, asesinaron a una joven transexual en Aragua. Se llamaba Hernán Rafael Duno de 33 años. Ella era peluquera. En la noche del sábado 27 de julio, cuando regresaba a su casa, dos personas se le acercaron y le dispararon dos veces en el pecho. A los pocos minutos su madre recibió una llamada telefónica anónima informándole la muerte de su hija.

No la robaron, no le quitaron ninguna prenda de valor. Sólo se le acercaron y le quitaron la vida. Todo parece indicar que se trata de un nuevo crimen de odio.

Los tíos de esta compañera trans declararon a la prensa: “Era una joven que no se metía con nadie, no tenía enemigos, se dedicaba a tiempo completo a su trabajo como peluquera a domicilio, pero el hampa desatada le arrebato la vida”.
Plantón en la Fiscalía
Antes del segundo crimen, el jueves 25 de julio, Venezuela Diversa organizó una protesta frente a la Fiscalía para exigir justicia por los crímenes contra personas LGBTI. Lo acompañaron integrantes de Comunidad Metropolitana, Transvenus, Mas Por la Vida y Proinclusion y activistas transgéneros.

Los asistentes denunciaron la impunidad y la inacción del Ministerio Público frente a estos asesinatos. Además Yonatan declaró las reiteradas agresiones y ataques de los policías y militares contra las compañeras trans que ejercen el trabajo sexual en la Libertador.
Un solo ejemplo
La noche anterior a la protesta, varios funcionarios de la Policía de Caracas le dispararon perdigones a las compañeras trans en la avenida Libertador y a otras les rociaron gas paralizer en la cara.

Frente a este nuevo ataque, Yonatan afirmó: “Por lo visto fue una burla los acuerdos firmados entre nuestra institución y los funcionarios de PoliCaracas en el acta N° 1691 de fecha 16/07/2013 en la sede de la Defensoría del Pueblo Delegada del Área Metropolita. Exhortamos a la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio Público que abra una averiguación al respecto y que los funcionarios implicados sean sancionados”.
Peticiones
Venezuela Diversa, la Comunidad Metropolitana y Transvenus entregaron una carta donde le solicitan a la Fiscal general Luisa Ortega Díaz lo siguiente: “1. Realizar pronunciamiento público en condena a los actos de la violencia, actos de criminalidad e impunidad de los que son víctimas directas las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales (LGBTI) en Venezuela; así como condenar la criminalización de la lucha de las organizaciones LGBTI por parte de algunos funcionarios públicos -especialmente los de seguridad ciudadana-, y promover así el trabajo mancomunado y corresponsable entre Estado y Sociedad Civil. 2. Ordenar y dirigir dentro de la institución que usted preside, que investigue de manera completa, imparcial, efectiva, y expedita los hechos de violencia y criminalidad cometidos contra las personas LGBTI, garantizando así el derecho al acceso a la justicia y debido proceso. 3. Crear una Unidad especial para la atención a las personas LGBTI, con personal formado y especializado en el tema, a fin de brindar la atención adecuada y correspondiente a las necesidades de las personas LGBTI”.
Desde este espacio me sumo a la solicitud hecha por nuestros compañeros, expreso mis condolencias a los familiares y amigos de Daniel y Hernán y ojalá encuentren a los responsables de estos dos crímenes y los lleven a la justicia.

Este hecho me recuerda varias tareas pendientes. Primero, la enorme vulnerabilidad de las personas transexuales, gays y lesbianas que trabajan en la Avenida Libertador o cerca de allí, además de la discriminación que enfrenta el colectivo transgénero en el país. Segundo, la necesidad de hacerle seguimiento a estos crímenes e informar las novedades de las investigaciones policiales, cuando las haya. Tercero, seguir trabajando con los policías de la ciudad para mejorar su trato con las compañeras transexuales. Cuarto, el silencio de la mayoría de las organizaciones LGBTI frente a estos crímenes. ¿Ni un comunicado, ni un pronunciamiento? Nada.
Termino agradeciéndote, Yonatan, por mantenernos informados de estos hechos. Ojalá no haya impunidad en este caso y cesen las agresiones contra las compañeras trans de la Avenida Libertador.

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