domingo, 17 de mayo de 2015

Santa Gladys de los nuevos tiempos

A Gladys Parentelli la conocí en una de las mesas de Género y Diversidad Sexual que organizó el Centro Internacional Miranda.

En esa época supe de su lista de correos y luego la conocí en persona. Me impresionó su energía. Cuando leía sus correos, pensaba que era una muchacha, una veinteañera, pero para esa época Gladys ya superaba los sesenta años.

En 2008 me llegó el libro Protagónicas de Inés Muñoz Aguirre. Ella hace doce retratos de mujeres destacadas en sus áreas. Gladys es una de ellas.

Fue muy sabroso conocer más de su vida. Leyéndola entendí que Gladys siempre ha sido una mujer con mucha vitalidad.

Acá algunos datos.

Gladys nació en pleno campo uruguayo, cerca del Paso Merino. A los seis años se mudaron a Ombúes de Lavalle, en Colonia, otro pueblito que no tenía párroco.

Sus primeros contactos con la iglesia fueron gracias a su mamá María Manzino.

En su juventud destacó como lidereza en su comunidad. Comenzó a participar en las actividades de la iglesia y fue miembra fundadora de la Juventud Agraria Católica Femenina del Uruguay. Esto le permitió viajar al exterior para hacer cursos de formación en otras organizaciones católicas. Además asumió cargos de responsabilidad en instituciones de alcance mundial.

Su estadía en Europa coincidió con el Concilio Vaticano II convocado por el Papa Juan XXIII y seguido por Pablo VI en 1963. Gladys fue una de las tres latinoamericanas nombradas por Pablo VI como auditora del Concilio.

Para que entiendan, era la primera vez, en los dos mil años de la Iglesia Católica, que las mujeres podían participar en un Concilio. Era un paso histórico.

Como auditora del Concilio, Gladys pudo ver el rostro menos amable de la iglesia católica, los manejos del poder en el Vaticano, la poca capacidad de diálogo de la curia y la misoginia del clero.

Esta experiencia la marcó. La iglesia que ella había conocido en su tierra natal, una iglesia de laicos y sacerdotes, horizontal, participativa; no era la misma que ella conoció en el Vaticano, vertical, autoritaria y machista.

Una de las cosas más interesantes de la vida de Gladys es ese tránsito desde la militancia católica hasta su compromiso feminista. A primera vista pudieran parecer espacios excluyentes, pero no lo son. Gladys ha logrado combinar estos dos mundos. Ella forma parte de una corriente llamada “teología ecofeminista”.

Yo comparto sus críticas al autoritarismo del Vaticano.

En la vida de Gladys hay una búsqueda permanente para establecer un puente correcto entre la iglesia y las mujeres. Ahora forma parte de Somos Iglesia, We The Church, una organización que exige una profunda democratización de la Iglesia Católica.

Gracias a esta lectura supe del libro “Mujer, Iglesia y Liberación”, una entrevista que le hizo Giovanna Mérola a Gladys a finales de los años 80 en Venezuela. Curucuteando en un local de libros usados, lo encontré, lo compré y me encantó.

Si quieren conocer un ser excepcional, les recomiendo que busquen estos dos libros. “Protagónicas” de Inés Muñoz Aguirre y “Mujer, Iglesia y Liberación” de Giovanna Mérola y Gladys Parentelli.

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