sábado, 28 de diciembre de 2013

Cartanal


La primera vez que escuché esta palabra fue en la página policial de Últimas Noticias. Era un crimen bárbaro que había ocurrido allí, un linchamiento o algo así. Supuse que era un lugar peligroso.

La segunda vez fue trabajando en el diario. Estaba haciendo un reportaje sobre el drama del tráfico en la ciudad. Fui al Terminal de Nuevo Circo a buscar testimonios.



Llegué a las 5 de la tarde. Había varias colas larguísimas, pero me sorprendió una en especial. La gente arrancaba a correr al autobús, incluso veinte metros antes de que la buseta llegara a la parada. Las personas literalmente se le tiraban encima. Cinco personas intentaban entrar al mismo tiempo por la puerta. Si llevaban bebés, los lanzaban por las ventanas, para que ellos les guardaran un puesto. Bebés incluso en pañales. Mientras eso ocurría, el autobús no se paraba. Seguía moviéndose hasta llegar a la cola. Fue una visión dantesca.

Sorprendido, le pregunto al fiscal para dónde iba esa cola. ¿A dónde más? Cartanal.

Así llegué a la conclusión que debía ser difícil crecer en Cartanal. Debe ser difícil para alguien común y corriente, imagínate cómo será para un niño o niña sexodiversa.

La próxima vez que alguien intentara agredirme verbalmente, atacarme o burlarse de mí, le diría que yo tenía el cuero duro porque había crecido en Cartanal así que si quería lastimarme, debía hacer un mejor esfuerzo. Palabra de cangrejo.

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