Esta carta la conocí
gracias al tuit de Héctor y su campaña #ElClósetEsParaLaRopa. Él publicó la
imagen que ven arriba y me flechó la historia. La comparto con ustedes.
Carta de amor de un soldado a otro
La carta se publicó y
fue reimpresa por la Revista ONE en 1961, La revista ONE fue una publicación en
pro de los derechos de los gay, su primer número fue en 1953. La carta original
se conserva en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
Fue escrita por
motivo del aniversario de la primera vez que escuchó cantar Brian a Dave
mientras su tropa estaba en el Orán al norte del continente africano, cerca del
mar Mediterráneo.
Aquí está la carta
traducida:
27 de octubre de 1945
Querido Dave:
Esto es en memoria de un aniversario, el aniversario
de ese 27 de octubre de 1943 cuando te escuché por primera vez cantar en el
norte de África. Esa canción me trae el recuerdo de lo tiempos más felices que
he conocido. El recuerdo del show de una tropa de las fuerzas armadas de los
Estados Unidos: cortinas hechas de globos de barrera, lámparas hechas con latas
de chocolate, ensayos que duraron hasta altas horas de la noche y un chico
guapo con una maravillosa voz de tenor. Noche de apertura en Canastel (tal vez
un poco de vino moscatel de más y la compañía de alguien que me entendía). Días
emocionantes actuando en la hermosa y majestuosa Casa Municipal de Ópera en
Orán: un malentendido y la reconciliación en las alas justo antes de que
abriera el coro.
Bebidas en el Coq d’or, cena en el Auberge, una
sortija y una promesa hecha. El espectáculo de la Primera División Armada del
Reino Unido: moscatel, whisky, vino. Alguien que tuvo que ser llevado a rastras
de la camioneta hasta la cama de su tienda. Una noche con una lluvia torrencial
y dos soldados estadounidenses empapados bajo un árbol solitario en la llanura
africana. Un convertible francés prestado. Un manantial de azufre caliente, la
frescura mediterránea y un picnic hecho de “raciones” y coca-colas calientes.
Dos tenientes lo suficientemente listos para saber el
resultado, pero no lo suficientemente inteligentes para darse cuenta de que queríamos
estar solos. Un pianista de screwballs, competencia, días miserables y noches
solitarias. La noche fría y ventosa, nosotros dos metiéndonos por la ventana de
un teatro de las fuerzas armadas, y quedándonos dormidos en un catre detrás del
escenario, atrapados uno en los brazos del otro. La sorpresa de haber
despertado y darnos cuenta de que, milagrosamente, nadie nos había descubierto.
Un paseo rápido a un acantilado sobre el mar. Fotografías tomadas, y una parada
entre las uvas moradas y las hojas frescas de un viñedo.
La dicha cuando nos dijeron que iríamos a casa y la
miseria cuando entendimos que no regresaríamos juntos. Los adioses cariñosos en
una playa solitaria bajo el terciopelo lleno de estrellas de la noche africana,
y las lágrimas que no se detenían cuando me paré sobre el malecón y vi cómo tu
convoy desaparecía en el horizonte.
Nos prometimos que estaríamos juntos de nuevo «en
casa». Pero el destino lo sabía mejor… tú nunca llegarías ahí. Y así, Dave,
espero que, donde quiera que estés, estos recuerdos sean tan preciosos para ti
como lo son para mí.
Buenas noches, duerme bien mi amor
Brian Kieth.
......
No se sabe si Dave
murió o si nunca llegó. Pero algo interesante que se puede observar es cómo se
derrumba el estereotipo del soldado. Nunca hizo falta ser exclusivamente
heterosexual para ir a la guerra. Una conmovedora carta de amor que te pone la
piel de gallina.
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