Este
relato me encantó. Es de Daniel
Díaz Mantilla y se incluye en la obra “Nuevos narradores cubanos”
de la compiladora Michi Strausfeld. Es un texto hipnótico. Está
entre mis favoritos. Es para leerlo en una sola sentada, de un solo
tirón. Es hermoso.
Este es mi blog. Me llamo Jorge, soy periodista, aprendiz de historiador y requetechavista. Por acá comento noticias sobre diversidad sexual, feminismo, lucha contra el VIH/SIDA, organizaciones LGBTI de la Patria Grande y otras mariqueras. También puedes seguirme por tuiter @BitacoraDSx
jueves, 5 de septiembre de 2013
enki
un
día madre fue a norteamérica soñando con playas y edificios
inmensos donde pasear siempre y divertirse, donde bailar y jugar.
tener ropas, muchas ropas y comida. madre se fue un día con la
esperanza de llevarnos junto a ella. pero los años pasan y apenas
recuerdo su nombre. lo miento a veces a los policías para
identificarme. Lo mientan a veces mis enemigos, pero es una ofensa
vaga, sólo una frase repetida hasta el cansancio. madre se fue un
día a norteamérica, nos dejó su apellido y es bien poco, una
hermana vieja que con el tiempo se hizo freak por el cansancio y el
hambre. sólo eso y la hierba, sólo la hierba que fumo para olvidar
el desastre de una madre que se fue buscando el olimpo y un mundo de
incienso, velas encendidas desafiando la tormenta, sólo tormenta.
madre se cansó un día de encender velas y se tejió una alfombra
mágica de hilos verdes. confió en ella y en sus números, y se fue
a norteamérica un día para alcoholizar a mi padre, y dejarme una
hermana vieja que se hizo freak con el tiempo y trajo hierba para
calmar el hambre y el dolor de una vela que se extingue
irremediablemente. madre se fue, se cansó de todo y huyó a
norteamérica echando a la mar su alfombra tejida con hilos verdes.
sólo nos queda el tiempo y una vela que se apaga. madre se fue y
aquí estamos sus huérfanos tejiendo con hambre una vela inmensa. ya
no más alfombras ni norteaméricas, ya no más madres. aquí estamos
sus huérfanos, su viudo ahogado en alcohol. Ya no más viudos ni
huérfanos, sólo hierba y tormenta. sólo tormenta, porque ni madre,
porque madre se fue un día apagándolo todo y las velas, llevándose
su alfombra y su olimpo consigo para no dejar más que la hierba en
medio de los años, y una promesa de llevarnos junto a ella que el
tiempo ha apagado, una vela. sólo eso, sólo una madre que se quedó
en norteamérica envuelta en su alfombra mientras los años pasaban.
y aquí sus huérfanos mascamos la hierba y nos retorcemos en la
tormenta, sólo los huérfanos porque madre se quedó para siempre y
nos dejó la tormenta. nos dejó la tormenta como un océano de
alcohol donde padre se ahoga y nosotros. como una vela apagada
nosotros asiéndonos a la hierba para sobrevivir, como una vela
apagada nos dejó en la tormenta y los años pasaron. los años pasan
siempre
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