La
noticia cayó como una bomba en la sala de redacción. El día que
Ricky Martin confesó que era gay, no se habló de otra cosa como por
tres semanas.
Una
parte de mis compañeros de trabajo dijo que ya lo sabía, que era
evidente. Los machos heterosexuales, pelo en pecho y barrigones
usaron la salida de Ricky para arengar en contra de los metrosexuales
(heterosexuales que dedican más tiempo a cuidar de su apariencia
física).
Creo
que Ricky fue la primera superestrella latinoamericana en hablar
abiertamente de su homosexualidad. En un continente con mucho
machismo rezagado, el anuncio causó revuelo.
Los
managers no suelen recomendar a sus artistas salir del closet, por el
impacto que eso tendrá en las ventas de los CD y los conciertos. Por
eso, compré su biografía y su nuevo disco. Fue un acto político.
No soy uno de sus más grandes fanáticos.
En
algunos capítulos de su autobiografía, es fácil identificarse con
Ricky. Un joven, explorando su sexualidad, descubriendo qué le
gusta, pero en otros pasajes las distancias son enormes.
Ricky
conquistó el mercado latido, luego el asiático, después el europeo
comenzando por Francia en pleno Mundial de Fútbol. De hecho, fue el
responsable de una de las canciones más difundidas de copa
deportiva. Sólo le faltaba el mercado estadounidense y el africano.
Su
presentación en los Grammy dejó a los gringos bailando en un tacón.
¿Quién era ese muchacho que había cantado anoche en los Grammy?
Madonna, Janet Jackson, las grandes divas elogiaron el talento, la
belleza y la sensualidad de este puertorriqueño.
En
su autobiografía “Yo” podemos seguirle la pista a este ascenso
meteórico de Ricky Martin. Mucho trabajo, muchos sacrificios.
Afortunadamente al final, pudo hacer las paces con su historia, con
su sexualidad y con su yo interior.
Luego
vinieron sus hijos, la salida del clóset de su pareja, su activismo
y nuevos proyectos. Si quieres conocer más sobre Ricky Martin, debes
leer su autobiografía. Te la recomiendo.
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