Mientras estoy subida sobre ti
y juntos arqueamos la bóveda del cielo
sólo puedo escuchar el rumor de mi sangre
golpeando los poros, la pared de mi piel,
el tambor de cristal de la sangre bombeando
varios litros espesos por minutos.
Cuando estoy sobre ti no pienso en casi nada,
sólo siento una zona de sol que me conduce
al amarillo hueco del calor,
al lugar en que tiemblan las espigas
antes de su recolección para la hoguera.
Porque tiemblo y escucho la pulsión de la sangre
como si fuese tierra que se estuviese haciendo
en el horno inicial del corazón del mundo,
escucho su rumor subiendo de volumen
antes de su erupción en lava y en ceniza
y en su anverso es el génesis pero tiene también
transustanciado el rostro de la muerte.
Y es que mientras estoy subida sobre ti
me llegan otros ecos de desastres,
lo del desplome azul de las casas de Oriente
que alguien cuenta en la radio, no le tiembla la boca:
Afganistán es nombre de tristeza
si ha habido un terremoto y no era de placer.
Por eso continúo subiendo por tu pene
y así estoy conjurando la caída del tiempo,
la caída devastada de la gente en Tajar,
la redención -que es falsa- del sufrimiento horrible
porque atrapo un instante nuestra gloria insensata.
*****
Este poema forma parte del libro Materia reservada de María Ángeles Pérez López. Ella nació en España en 1967. En la actualidad es profesora de literatura hispanoamericana en la Universidad de Salamanca.
Me gustó la sencillez de sus poemas, sus imágenes cotidianas. Nada rebuscado. Es el tipo de poesía que me encanta.
Ella ha publicado “Tratado sobre la geografía del desastre” (1997), “La sola materia” (1998), “Carnalidad del frío” (2000), y “La ausente” (2004). Además ha participado en varias antologías. María Ángeles ganó el Premio Tardor con “La sola materia” y el Premio de Poesía “Ciudad de Badajoz” con “Carnalidad del frío”.
Este poemario es de la editorial pública venezolana El Perro y la Rana y forma parte de la colección Poesía del mundo, Serie Contemporáneos.
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