La
pregunta queda en el aire. Yo creo que sí. Al menos si gana Michelle
Bachelet las próximas elecciones presidenciales. Lo dijo en una
entrevista en la Televisión Nacional de Chile. "Creo que hay
que avanzar y debatir sobre esto y que no hay un solo tipo de
familia. Aquí no hay estereotipos, aquí lo que importa son los
distintos tipos de familia, donde hay afecto, redes de apoyo y que
todas esas familias deben ser consideradas".
Así
lo declaré la candidata de la Concertación, una de las coaliciones
de izquierda de Chile. Bachelet también dijo que impulsará la
legalización del aborto terapéutico. Chile es uno de los poquísimos
países del mundo donde una mujer no puede interrumpir un embarazo
aunque u vida corra peligro. Vale más la vida de un feto que la de
una mujer.
A
este paso, los políticos de los demás países latinocaribeños
terminarán legislando sobre este tema, no por convición, sino para
no ser los últimos en hacerlo.
Brasil
es el segundo país del mundo con la mayor población negra. El
primero es Nigeria. Bueno, Brasil fue el último país que prohibió
la esclavitud de los negros en su territorio. Una vergüenza para su
historia política.
Sudáfrica
mantuvo el apartheid un régimen racista hasta 1990. Esto le valió a
esta nación la condena internacional, el bloqueo político y duras
sanciones económicas. Ahora Sudáfrica es conocida en todo el mundo
por su primer presidente negro, Nelson Mandela.
Si
mi memoria no me falla, Ecuador fue el primer país de América
Latina que reconoció el derecho al voto de las mujeres. Lo hizo en
1929. Luego le siguieron Brasil (1932), Uruguay (1932), Cuba (1934),
Argentina (1947), Chile (1949), México (1953).
¿Adivina
quién, en el mundo occidental, fue uno de los últimos países en
reconocerle este derecho a su ciudadanas? Suiza en 1971. Bárbaro.
Actualmente sólo algunos países musulmanes no permiten a sus
mujeres ejercer este derecho.
Lo
mismo ocurrirá con el matrimonio igualitario. Tarde o temprano, la
rueda de la historia aplastará a los intolerantes, prejuiciosos y
promotores del odio. La historia no pide permiso. Seguirá avanzando,
ojalá nuestros líderes políticos no se dejen aplastar por sus
posiciones conservadoras y se monten en el tren del futuro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario