En
estos días he estado leyendo sobre Uruguay. Su historia republicana
es interesantísima y atípica si la comparamos con otros países del
continente. Tres ejemplos. Primero,
los y las uruguayas tuvieron en dos oportunidades un poder ejecutivo
colegiado, como Suiza. Segundo, Uruguay puso en marcha el Estado de
Bienestar (Welfare State) a principios de 1900, mucho antes de que
EEUU y Europa hicieran lo mismo.
Por
último, los y las uruguayas hacen referendos a cada rato. En serio.
A cada rato, los y las ciudadanas deben ir a las urnas para opinar
sobre los temas importantes y sensibles del país. Además, lo que
diga la mayoría, se acata. Se trata de consultas vinculantes.
Así
han aprobado la mayoría de sus constituciones y sus posteriores
reformas. A través del voto, la ciudadanía ha derogado leyes
impopulares. Incluso, de esa forma, se ratificó la Ley de Caducidad
que mantenía la impunidad de los crímenes cometidos por los
militares durante la dictadura militar.
Nueva
consulta
Bueno,
en 2013 Uruguay dio otro ejemplo de ejercicio democrático. El
parlamento reconoció el derecho de las mujeres a practicarse un
aborto libre, seguro y gratuito. La ley fue impulsada por el Frente
Amplio (coalición de izquierdas) y cuenta con el apoyo del actual
presidente, nuestro querido Pepe Mujica.
Un
sector conservador de la sociedad (siempre los hay) pidió que se
hiciera un referendo para derogar la ley del aborto. Para lograr la
convocatoria, debía participar al menos 25% de los votantes
inscritos en el padrón electoral.
La
estrategia de la izquierda fue la abstención. Pude ver varios
trabajos de nuestros compañeros de la Ovejas Negras, sumándose a
esta campaña de abstención y defendiendo el derecho de las mujeres
a decidir sobre sus cuerpos.
Pa'
hacerles el cuento corto. La parranda de curas y misóginos no
lograron movilizar ni siquiera al 10% del electorado. A pocos minutos
del cierre de las urnas el domingo 23 de junio de 2013, los
promotores del referendo tuvieron que admitir su derrota.
Izquierda
y estrategia
Lo
que me ha gustado de la izquierda uruguaya es que los movimientos
sociales progresistas han cerrado filas para luchar por sus derechos.
El Frente Amplio apoya la lucha de las mujeres por el derecho al
aborto libre, seguro y gratuito. Las mujeres respaldan a los gays y
lesbianas en su pelea por el matrimonio igualitario. Los gays,
lesbianas cierran filas con las feministas y llaman a la abstención
en el referendo. Lo último que vi es que los grupos sexodiversos se
suman a favor de la despenalización del consumo de marihuana en
Uruguay.
A
este paso, nuestros compañeros y compañeras de la República
Oriental van a terminar dándole cátedra de activismo y efectividad
política al resto del continente.
Los
movimientos sociales de nuestros países -especialmente los de
Caracas, Venezuela-, deberían tomar notas. No es separados,
divididos ni echándose cuchillos entre ustedes como van a conseguir
avances.
Desde
acá, felicitamos a nuestros compañeros y compañeras de la
República Oriental del Uruguay por este nuevo triunfo. Sigamos
construyendo una Patria Grande más justa para todas y todos.
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