“And
the winners is… Ignacio Rodríguez for Fallen Angels.
Well…
I want to thanks to my mothers, my family in general and Litlle Jane
for her support in this film. Thanks
a lot, I love you.
A
Ignacio siempre le gustó comer de la que pica el pollo. Seguramente
pensó hasta el final que lo había traicionado. Cuando llegué hasta
la puerta de su cuarto escuché aplausos. Eran su único vicio, los
aplausos. Los grababa en los teatros, en los actos revolucionarios,
en los encuentros deportivos… y después tenía la facultad de
creerse que eran suyos cuando los escuchaba absorto en una grabadora
Sony, de esas de cinta que se usaban para las clases de inglés y que
él se había robado con su amigo el Tommy una noche del año setenta
y ocho. Por supuesto, estaba tan pasada de moda y tan maltrecha que
sus bocinas transformaban aquellos aplausos en aguacero tropical, en
fogata crepitante, en cascada… pero él escuchaba el aplauso
celestial que le tributaba el mundo de las artes y agradecía por un
viejo micrófono Toa, en inglés, por supuesto, a la imaginaria
concurrencia”.
Este
es el inicio del cuento Fallen Angels del escritor cubano Joel Cano.
Con esta historia él ganó en 1997 el Premio Juan Rulfo que otorga
Radio Francia Internacional. Es una delicia. Si quieres leerlo,
consigue la compilación “Nuevos
narradores cubanos” realizada por la investigadora Michi Strausfeld
y publicada por la Editorial Siruela en 2002. No tiene desperdicio.
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