domingo, 30 de septiembre de 2018

VIII. Miter Catulle, desinas ineptire


Desgraciado Catulo, deja de hacer locuras
y lo que ves perdido dalo por perdido.
Fulgieron antes días luminosos
cuando acudías a donde ella dijese,
la muchacha querida por nosotros
como ninguna lo será.
Gozos sin cuento entonces eran
y lo que tú querías ella también quería.
Fulgieron, en verdad, días luminosos.
Ahora ella no quiere; tú -no seas
débil- tampoco quieras; y no sigas
a quien huye, ni tristemente vivas,
sino mantén tu ánimo, aguanta:
Adiós, muchacha, ya Catulo aguanta:
no te irá a buscar más ni irá a rogarte
contra tu voluntad.
¡Lo que vas a sufrir cuando nadie te ruegue!
Malvada ¡ay de ti! ¡La vida que te espera!
¿Quién se te va a acercar? ¿Quién te va a ver bonita?
¿A quién vas a amar tú? ¿De quién dirán que eres?
¿A quién vas a besar? ¿Morderás en qué labios?
Y tú, Catulo... aguanta.
***

Este poema es de Cayo Valerio Catulo, poeta romano del siglo I antes de Cristo. Es considerado el mejor escritor latino de poesía lírica. Este texto lo leí en la Antología de poesía erótica de la Editorial Leviatán. La selección estuvo a cargo de Claudia Schvartz y se imprimió en 1988 en Argentina. Acá puedes leer mi comentario sobre esta obra.

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