Quiero saber cómo es que llego a develar
el íntimo vendaje que oculta tu enfermo rostro
Quiero saber cómo es que saboreo
el café con leche de las mañanas
hediondas a ti,
ciudad crepitante y turbulenta
Fogosa Caracas
llena siempre
de gente acalorada,
sudores profusos,
brazos en movimiento
gritos matutinos,
bostezos pesados en la tarde,
agresiones,
presiones,
camionetas último modelo,
carros desarmados
hediondos a gasolina
a pobreza llena de ilusiones
a la arepita con mantequilla.
Tanto sabor a absurdo,
a risa nacida de alguna desgracia.
Caracas que fue techo rojo,
comodidad en lejano tiempo
ciudad perdida de los crepúsculos
paralizada memoria de los desmemoriados.
Rica fortaleza de los que sobreviven en ella,
rabiosa pataleta del niño yendo a la escuela,
escándalo efervescente de las cervezas nocturnas,
creciente belleza pobre
que cuida y mal cuida a sus vástagos.
Ella,
la propina que queda
al final de una jornada emprendida.
Ella,
en que cariño y hastío
son dos amigos que beben caña clara en cualquier rincón.
Dulce pobreza de mis tormentos
ilusión nacida fallecida y renacida el mismo día,
ciudad que se forma y desgrana minuto a minuto
Ella,
monumento de esperanzas fundadas en la desesperanza.
Dadora de paranoico frenesí,
espacio mudado al loco, al soñador.
Invadida, amada, boicoteada,
violada, acariciada, mimada
sanguínea, venática
que duele, castiga, deforma.
Ella,
Que arropa los cerros
Que vive tras la respiración acelerada
en el cardíaco sonido
que resuena en la casa, la quinta, el rancho
Caracas Nuestra from Manuel Guzmán Kizer on Vimeo.
Ella,
el humo que atornilla el cerebro
Ella,
estas ganas de despertar
estas ganas de sabernos aquí,
nuestra asegurada inseguridad
Nuestra loca Caracas de agites de 6:30 de la mañana,
de gente codeándose en el metro,
de barullos, de risas escandalosas,
la de “la vaina está jodida”
la de “vamos a tomarnos más que sea una”.
Allí nacieron algunos niños,
allí también envejecieron y murieron otros.
Ciudad que se repite y que sigue dando
sigue dando todo a nuestro incondicional desamparo
Desordenada silueta que crece en el día
y que caótica irrumpe en la mañana
con una sonrisa agresiva
Cómo nos hemos tratado
Cómo te hemos malquerido
Con cuanta repulsiva pasión,
despiadada cenicienta,
tus “Buenos días”
pare guerreros a diario.
…..
Este poema forma parte del libro Temporal de Kattia Piñango Pinto. Ella nació en Caracas en 1975 en el seno de una familia de izquierda. En 1998 se graduó de Letras en la Universidad Central de Venezuela.
Me gustó su poesía porque habla como yo, sin intenciones de sonar pretenciosa, intelectual o rebuscada. Habla de la vida en la ciudad, habla de lo urbano, de lo perdido y solos que podemos llegar a sentirnos en nuestros mundos de concreto y asfalto.
Este poemario es de Ediciones La Mancha y forma parte de la colección La Buena Calle que ganó el Premio Nacional del Libro en 2005.
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