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miércoles, 18 de febrero de 2015
Sexodiversidad en los inicios de la televisión venezolana
En otra nota te comentaba sobre el libro de Oscar Yanes, Pura Pantalla. En esa oportunidad te mencionaba la historia de Corina Cárdenas, una mujer contracorriente, no de ahorita, sino de hace más de un siglo. Coronela, partera, guerrera, soltera, y según algunos, marimacha.
Hoy comparto otra historia aparecida en ese libro del Chivo Negro. Se trata de la primera aparición en la televisión venezolana de una mujer transexual.
La primera mujer trans en la televisión venezolana
Arístides Borrego se frotaba las manos y se movía de un lado a otro en la pequeña oficina del departamento de Prensa de Televisa.
– Te cuidado, Borrego –le dijo Gonzalo Veloz Mancera, a quien no había entusiasmado mucho la noticia de Arístides. Acuérdate de que monseñor Pellín es amigo de Televisa y nos está vigilando con lupa.
– Pero si eso no tiene nada de malo, Gonzalo. ¿Tú sabes lo que es entrevistar para Televisa con carácter exclusivo a Cristina Jorgensen?
– ¿Y qué va a contar Cristina Jorgensen por la televisión? Te repito que le tengo miedo a monseñor Pellín y al Ministerio de Comunicaciones
– Pero si ella está cansada de presentarse en la televisión europea y en Nueva York. ¿Qué va a contar? Su vida. Es el primer hombre que se convierte mujer en el mundo, por obra y gracia del bisturí. Esa vaina de que un tipo, soldado en el Ejército norteamericano, abandone de pronto el uniforme para convertirse en un tronco de hembra y ahora se gane la vida desfilando con costosos y descotados vestidos es noticia aquí y en China. Y además, Gonzalo, Cristina, que cuando era hombre se llamaba Jorge, mantiene aún en expectativa a la ciencia, ya que muchos no quieren aceptar la tesis de que gracias a las hormonas y el bisturí dejó de ser hombre. Yo, por ejemplo, pienso preguntarle qué piensa del médico norteamericano que afirmó en México: «Jorge dejó de ser Jorge, pero no ha legado a ser Cristina. No llegará a serlo jamás…».
La entrevista con el soldado convertido en mujer la lanzaron a las 7:00 de la noche.
El comentario fue unánime: «ésa no es ninguna mujer, vale. Ése es un pato…»
Tal como lo había dicho Gonzalo Veloz Mancera, monseñor Pellín, director de La Religión, gran polemista y periodista, llamó indignado y Gonzalo, después de soportar el chaparrón, le dijo:
– Usted tiene razón, no televisaremos más ese tipo de noticia, pero le voy a decir algo que lo va a reconciliar con la televisión: desde el domingo tenemos misa por Televisa en directo, desde el Templo de San José: el padre Juan Francisco Hernández será el hombre que por primera vez en Venezuela oficiará misa por televisión.
– Es conveniente –contestó monseñor Pellín– advertir a los católicos de que la misa televisada no tiene el propósito de facilitarles el deber de cumplir con el precepto dominical, sino el de contribuir a divulgar la liturgia del culto.
Borrego se molestó mucho con la intervención de monseñor, y le dijo:
– Ese monseñor Pellín, a quien yo quiero mucho, es un vivo; una lanza en un cuarto oscuro. Te llamó, Gonzalo, no porque le haya molestado lo de la Jorgensen, sino para que tú ahora no digas nada sobre la Asociación Venezolana de Educación Católica. Ese es el escándalo que existe hoy en Caracas, y no lo de Cristina. Han prohibido en todos los colegios católicos el uso de pantaloncitos cortos para practicar cualquier deporte. La Asociación Católica dice que las muchachas no pueden aparecer en la prensa, y mucho menos en televisión, como si fueran «artistas de diversiones pasionales» y expulsaron a la basquetbolista del equipo Deportivo Médida del colegio El Pilar, porque ella usa shorts para practicar y apareció retratada así en Últimas Noticias
– Bueno, vale –replicó Gonzalo– no vamos a pelear con monseñor Pellín. Para nosotros no existe el problema de los pantaloncitos cortos. (pp. 47-48)
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