Este artículo lo envió Gioconda Espina por correo electrónico. Me encantó. Acá se los copio íntegro. Sin desperdicio. Salió publicado en el diario Tal Cual, el 29 de octubre de 2012 en la sección de opinión.
Aborto y adolescencia
Gisela Ortega
Cada año por lo menos 4,5 millones de mujeres jóvenes recurren al aborto en el mundo, muchas veces realizado en condiciones de riesgo. En Latinoamérica y el Caribe, las estimaciones varían entre aproximadamente 13 abortos anuales por cada mil mujeres de 15 a 19 años en México, y alrededor de 36 por cada mil adolescentes en República Dominicana. En Venezuela, es un problema de salud pública cuya dimensión es difícil de precisar, debido al subregistro estadístico motivado por su ilegalidad, y solo se conocen los casos que se complican gravemente o mueren.
The Center for Reproductive Rights señala, por su parte, que los adolescentes son personas entre 10 y 19 años de edad, lo que representa uno de cada cinco habitantes del planeta. Define a la adolescencia como "un periodo de rápida madurez física, emocional, social y sexual, que necesitan una gama completa de servicios e información de salud reproductiva de calidad. Sin embargo los gobiernos tienden a ignorar los asuntos de higiene de los jóvenes o los consideran indistinguibles de las preocupaciones de la infancia".
Debido a la censura que existe en muchas sociedades con respecto a la sexualidad, los y las adolescentes carecen de información y acceso a servicios adecuados de planificación familiar en condiciones de confidencialidad e independencia. Por otra, las jóvenes no tienen muchas veces medios económicos, contactos sociales o de transporte para recurrir a un aborto seguro. También es grande la probabilidad de que demoren en la búsqueda de ayuda, lo que produce un alto índice de morbilidad y mortalidad como resultado de un aborto en etapa avanzada de gestación.
Como las adolescentes no están suficientemente maduras para el alumbramiento desde el punto de vista psicológico y físico, los nacimientos a edad temprana también se traducen en elevados índices de morbimortalidad materna. Entre los riegos se incluyen hemorragias, anemia, desnutrición, retraso o complicaciones en la labor de parto. Tienen además, más probabilidades que las mujeres mayores de tener un nacimiento prematuro, un aborto espontáneo o que la criatura nazca muerta.
También es cuatro veces mayor la posibilidad de que fallezca por complicaciones del embarazo.
De acuerdo al Centro Latinoamericano de Demografía, en varios países de Latinoamérica, los datos demuestran que entre los grupos desfavorecidos la edad mediana en la que se forma la primera unión sexual suele ser equivalente o inferior a los años en los que concluye la educación escolar, y que el bajo nivel de cultura está directamente relacionado con una alta tasa de embarazo en adolescentes. Por consiguiente, una formación sexual adecuada promueve actitudes responsables y previene gestaciones no planificadas y el aborto entre las jóvenes.
La gravidez no deseada entre las muchachas constituye un problema prioritario en naciones de América Latina y el Caribe, por lo tanto resulta imperativo garantizar el acceso a la enseñanza sobre la salud sexual y reproductiva que permita atender sus necesidades.
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